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Nueve sencillas reglas sobre el diálogo Nueve sencillas reglas sobre el diálogo
Su novela de ficción se dividirá en párrafos, escenas y capítulos, pero las palabras que usted va a escribir en ella pertenecerán sólo a... Nueve sencillas reglas sobre el diálogo

Su novela de ficción se dividirá en párrafos, escenas y capítulos, pero las palabras que usted va a escribir en ella pertenecerán sólo a dos categorías: diálogo o narración. Si bien ambas son necesarias para construir la trama, la narración se considera el componente pasivo, mientras que el diálogo es el dinámico.

Como definición podemos decir que el diálogo es la comunicación verbal entre dos o más personas. Sabemos que el diálogo en una novela son las palabras dichas entre los personajes, pero la comunicación real en el diálogo de ficción es entre el escritor y el lector. Los lectores no sólo esperan que el diálogo aporte consistencia y calidad, lo exigen. Una de las primeras cosas que un lector potencial puede hacer en una librería es abrir el libro al azar en cualquier página y comprobar el espacio en blanco que hay en las páginas. Una gran cantidad de espacio en blanco significa generalmente una cantidad considerable de diálogo. Si el lector es conocedor y presupone que la novela está escrita correctamente, sabe que más diálogo significa un paso más rápido en la lectura y, sobre todo, más conflicto. El espacio en blanco entonces, es un buen augurio. Esto no quiere decir que deba llenar su novela de diálogo para que tenga éxito, la mezcla debe ser equilibrada.

Una palabra de advertencia para aquellos a los que les gusta la ficción histórica: el diálogo tendrá que ser escrito para reflejar claramente el período de tiempo. Los lectores son muy diestros en sus períodos favoritos, así que tenga cuidado con las palabras y giros del lenguaje de la época que ha elegido para su novela.

El lector también asume que los personajes si están hablando, y si el autor lo pone por escrito es que vale la pena lo que está sucediendo. En la vida real se dan constantemente charlas intrascendentes, usted puede hablar sobre el clima, con obviedades y frases hechas o sostener un intercambio ​​de cháchara insustancial con su verdulero de confianza. No es así en sus novelas. Si los lectores quisiesen charla casual, tomarían el teléfono y llamarían a su tía, esa que habla demasiado sin decir realmente nada. En la ficción, el diálogo tiene que cumplir un objetivo. Y si puede hacer una doble función, incluso mejor.

 

El diálogo muestra el carácter del personaje
Usted ha oído el dicho: “Eres lo que comes.” Al considerar el diálogo y sus personajes, usted podría decir: “Ellos son lo que dicen.” Las palabras que salen de la boca de sus personajes le cuentan al lector lo que son. Un diálogo bien escrito también puede dar al lector información acerca de otros personajes. Cada frase dicha por su personaje es una oportunidad para que su lector lo conozca mejor. El diálogo proporciona al lector información acerca de dónde es su personaje, alude a su nivel de educación y muestra lo que al personaje le interesa y lo que no.

 

El diálogo hace avanzar la trama
El diálogo mantiene la historia en movimiento. En vez de decirle al lector lo que va a ocurrir a continuación, deje que el lector lo vea a través del diálogo.
¿Cómo se sabe si el diálogo hace avanzar la trama de la novela? Hágase las siguientes preguntas:

¿La historia sigue teniendo sentido si el diálogo se retira? ¿Si se puede sacar sin dejar un eslabón perdido en el viaje del personaje hacia su meta?

¿El diálogo aumenta el suspenso de lo que está por venir? Si un personaje dice algo que hace que el lector se preocupe acerca de la naturaleza o el resultado de un evento próximo, debería quedarse.

¿Cambia la situación del personaje, para bien o para mal? ¿El personaje recibe alguna información buena o mala que lo acerca o aleja de su objetivo? Si es así, la trama se mueve.

¿El diálogo arroja algo de luz sobre lo que el personaje quiere? Cualquier cosa que haga más claro el objetivo o los motivos del personaje es buena y debe mantenerse.

¿Sirve para fortalecer la determinación del personaje, o lo debilita? ¿Se dijo algo que le hace desear al lector que el personaje desista de alcanzar su meta o que el lector se sienta contento de que insista en lograrla? Cualquiera de las dos cosas es buena.

Estoy seguro de que hay muchas otras preguntas, pero seguro que éstas le dejan clara la idea. Si una conversación se relaciona de alguna manera con las metas de un personaje y sus conflictos se puede decir que hacen avanzar la trama.

Si los personajes están hablando de cosas sin importancia, es relleno y debe ser eliminado. Cabe señalar, sin embargo, que algunas líneas de conversación intrascendente en una novela son buenas, en este caso el sentido lo da la creación de ambiente. Hay que mantener el diálogo auténtico, y todos hablamos sobre el tiempo, o lo que nos gustaría comer para la cena.

Por norma general hay que mantener este tipo de charla al mínimo. Y asegúrese de que, si un pasaje del diálogo empieza siendo sobre nada, rápidamente se llega al punto.

 

El diálogo instala el conflicto
El buen diálogo puede introducir el conflicto y conseguir hacer rodar la historia de forma brillante. Dos o tres líneas de diálogo nos pueden dar información sobre lo que le pasa al personaje, pero sin desvelar todos los factores en juego. Conecta al lector con las ambiciones y objetivos del personaje, haciéndolo su cómplice.

 

El diálogo ayuda a crear tensión
Sexual y de la otra. Tanto si se trata de conversaciones de almohada, bromas de coqueteo, o susurrar promesas al oído, el diálogo puede aumentar el calor sensual de su historia. No tenga miedo de divertirse con su diálogo, sus lectores se lo agradecerán. Y deje que el tono de su libro se refleje en el discurso de sus personajes. Si usted está escribiendo una comedia romántica, utilice el diálogo para hacer reír a tus lectores. Si estás escribiendo un drama, utilice las palabras del personaje para sacar una lágrima de los ojos del lector.

 

El diálogo crea suspenso
El buen diálogo siempre crea interrogantes en la mente de su lector. Cuando un lector se pregunta qué va a ocurrir a continuación, se llama suspenso. Cada libro debe crear el en el lector el deseo de avanzar a la siguiente página buscando respuestas. El diálogo puede crear suspenso de diferentes maneras, por ejemplo al poner en boca de un personaje una pregunta que el lector debe estar pensando: “¿Si Marcos no intentó matarla, entonces, quién lo hizo?”

También si un personaje dice algo tan sorprendente que el lector debe seguir leyendo para ver cómo reaccionarán los demás personajes. Por ejemplo: “Hoy hice algo realmente terrible y no sé si tendrá algún día perdón.”

El diálogo puede crear suspenso mostrando la reticencia de un personaje para hablar de algo. El lector empieza a preguntarse qué es lo que este personaje oculta.

Evite las bromas cotidianas en sus historias, sobre todo si son conocidas. Los intercambios de rutina como: “¿Cómo estás?” “Bien, gracias ¿y tú?” son aburridos. Saludos habituales, presentaciones, charla de relleno, pueden ser necesarios en la vida, pero no en la ficción. El diálogo imita la realidad, pero no es real. La paradoja es que sonará falso si lo hacemos demasiado real.

Si se hace bien, los avances en la historia a través del diálogo dan cuerpo a los personajes al tiempo que proporcionan un descanso de la narración directa. Sin embargo, así como el diálogo realista es una de las herramientas más poderosas a disposición de un escritor, nada hace abandonar la lectura más rápido que el diálogo malo.

Se necesita tiempo para desarrollar un buen oído, pero hay unas sencillas reglas que pueden hacer una gran diferencia cuando se enfrente a la escritura de diálogo:

 

1. Escuche cómo habla la gente
Tener un sentido de la forma de hablar naturales es esencial para un buen diálogo. Comenzar a prestar atención a las expresiones que usa la gente y la música de la conversación diaria. Este ejercicio le pide que haga esto más formalmente, pero en general es útil para desarrollar su oído, prestando atención a la forma de hablar.

 

2. No lo escriba exactamente como en la realidad
Alfred Hitchcock dijo que una buena historia era “la vida, sacándole las partes aburridas.” Esto en gran medida se aplica al diálogo. Una transcripción literal de una conversación sería completamente aburrida de leer. Quite las palabras de relleno y el diálogo no esencial, el que no contribuye a la trama de alguna forma.

 

3. No proporcione demasiada información a la vez
No debería ser obvio para el lector de que le están contando hechos importantes. Deje que la historia se desarrolle naturalmente. Usted no tiene que decirle todo de golpe. Se puede confiar en los lectores para recordar detalles anteriores de la historia.

 

4. Rompa el diálogo con la acción
Recuérdele a su lector que sus personajes son seres humanos físicos. Este tipo de detalles también ayudan a hacer más llevaderas las palabras en la página: largos períodos de diálogo son más fáciles de asimilar para el ojo del lector cuando se rompen con narración y viceversa. Utilice frases aisladas de diálogo para hacer la historia más estimulante y para transmitir información o emoción. También breves indicadores de acción de los personajes insertados en el diálogo, que ayuden a hacer la escena más vívida.

 

5. No exagere con los verbos de diálogo
No vaya mucho más allá del “él dijo / ella dijo”, porque eso sólo llama la atención del lector sobre estas palabras y usted desea que la atención se centre en lo que dicen sus personajes. Recuerde que no está en duda su capacidad de pensar sinónimos para “dijo.”

 

6. Los estereotipos, la irreverencia y la jerga
Sea consciente de no caer en estereotipos, evite en lo posible las frases hechas. Si el lector adivina lo que su personaje dirá a continuación es mejor no ponerlo. Utilice las malas palabras y la jerga con moderación. Todos estos factores entrañan el riesgo de distraer o alejar a su lector, incluso de ofenderle  Todo lo que lleva al lector a salir del mundo de ficción que usted está trabajando muy duro para crear juega en su contra. Busque lograr el tono deseado sin estereotipo y minimizando la jerga. Puede que sea real, pero si el lector necesita una traducción para entender lo que dice nuestro protagonista conseguirá que deje de leer.

 

7. Lea mucho
Preste atención a por qué las cosas funcionan o no funcionan. ¿Dónde el diálogo lo hace salir de la acción? ¿En qué línea dejó de creer en un personaje por culpa de lo que dijo? Es necesario leer los diálogos como un escritor, analizando objetivos, logros y debilidades para aplicarlas a nuestra escritura.

 

8. Puntúe correctamente
Las reglas de puntuación para el diálogo pueden ser confusas: muchos escritores necesitan ayuda en esto. Tómese su tiempo para aprender lo básico. Un lector debe perderse en su prosa, no sentirse perdido tratando de seguir su diálogo.

 

9. Muchas veces menos es más
Cuando escriba un diálogo, revíselo con el propósito de ver si hay palabras que pueda sacar, o si hay un camino más corto para decir lo que acaba de escribir. La gente suele decir las cosas de la manera más corta posible. El objetivo es ser breve, conciso y brillante al mismo tiempo. Con práctica se consigue.

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